LA SEGUNDA JOYA DEL DRAGON AMARILLO
martes, 1 de abril de 2014
LAS CLAVES DEL DRAGON AMARILLO
LAS CLAVES DEL DRAGON AMARILLO
Este gran
maestro de misterios mayores sobrepasa todos los límites de la Sabiduría habida
y por haber.
Ese pozo de
Sabiduría alberga dentro de sí, nada menos que las codiciadas claves del
"Dragón Amarillo". A través de muchos siglos y en la época actual,
muchos desean ya sea ingresar a dicha orden o al menos tener unas cuantas
claves; para ello es necesario que se den primero a conocer; porque hasta ahora
no han sido puestas al conocimiento público.
En nombre de la
verdad diremos que Samael estuvo afiliado durante la dinastía de los
"Chou" a la orden del "Dragón Amarillo".
Obviamente por
esta razón conoce perfectamente "las siete joyas del Dragón
Amarillo"; sin embargo hasta ahora no ha encontrado gente lo
suficientemente preparada como para entregar la "doctrina" motivo más
que suficiente para tener que guardar absoluto silencio con relación a esa gran
esencia que aprendiera en épocas de la dinastía "Chou".
Sabemos que
muchos se han preguntado: ¿Cuales son los requisitos para convertirse en
merecedores de recibir esas enseñanzas secretas?
Parece sencillo
al transcribirse en estas páginas y decir, que el requisito indispensable. Para
ingresar a esta orden es "despertar". Samael no recibe en la orden
del Dragón Amarillo a "ningún dormido".
La orden del
Dragón Amarillo todavía no se tiene establecida en el mundo físico. El Logos le
indicará cuando debe formarla.
El Maestro
espera encontrar en el mundo oriental el discípulo que pueda recibir esa
enseñanza. Más no pierde la esperanza de que en el mundo occidental algún
discípulo luche y logre el "despertar" mereciéndose así recibir para
su fuero interno, las maravillosas "siete joyas" del Dragón Amarillo.
¡Si vives los
tres factores de la Revolución de la conciencia podrás . ser tu el discípulo
elegido.
¡Por la
liberación a la lucha!
UN DISCIPULO
EL DOMINIO DE LA MENTE
EL DOMINIO DE LA MENTE
Es claro que
nos toca irnos independizando cada vez más y más de la mente, la mente
ciertamente es un calabozo, una cárcel donde todos estamos prisioneros,
necesitamos evadirnos de esa cárcel si es que realmente queremos saber que cosa
es libertad, esa libertad que no es del tiempo, esa libertad que no es de la
mente; ante todo debemos considerar a la mente como algo que no es el Ser, la
gente desafortunadamente está muy identificada con la mente, dice, estoy
pensando, se siente siendo mente.
Hay escuelas
que se dedican a fortificar la mente, dan cursos por correspondencia, enseñan a
desarrollar la fuerza mental, etc., todo eso es absurdo; no es fortificando los
barrotes de la prisión donde estamos metidos lo indicado; lo que necesitamos es
destruir esos barrotes para conocer la verdadera libertad que como les he dicho
a ustedes no es del tiempo.
Mientras
estemos entre la cárcel del intelecto seremos incapaces de experimentar la
verdadera libertad.
La mente en sí
misma es una cárcel muy dolorosa, nadie ¿ha sido feliz con la mente, hasta la
fecha cuando he conocido el primer hombre feliz con la mente?, la mente hace
desdichadas a todas las criaturas, las hace infelices; los momentos más
dichosos que hemos tenido todos en la vida han sido siempre en ausencia de la
mente, ha sido un instante sí, pero que ya no se nos podrá olvidar nunca, en
tal segundo hemos sabido lo que es la felicidad, pero esto ha durado solo un
segundo, la mente no sabe qué cosa es felicidad ella es una cárcel.
Hay que
aprender pues a dominar la mente, no la ajena sino la propia, dominarla si es
que queremos independizarnos de ella.
Se hace
necesario, se hace indispensable aprender a mirar a la mente como algo que
debemos dominar, como algo que, digamos, necesitamos amansar. Recordamos al
Divino Maestro Jesús entrando a la Jerusalem Celestial montado en su borrrico
en Domingo de Ramos, ese borrico es la mente que hay que someterla, debemos
montar en él, no que él monte en nosotros, desgraciadamente la gente es
víctima, el borrico monta sobre la gente, la pobre gente no sabe montar en el
borrico. Es un borrico, dijéramos, demasiado torpe y hay que dominarlo si es
que verdaderamente queremos montar en él.
Durante la
meditación debemos platicar con la mente, si alguna duda se atraviesa,
necesitamos hacer la disección a la duda, cuando una duda ha sido debidamente
estudiada, cuando se le ha hecho la disección no deja en nuestra memoria rastro
alguno, desaparece; pero cuando una duda persiste, cuando queremos nosotros
únicamente combatirla incesantemente, entonces se forma conflicto, toda duda es
un obstáculo para la meditación; pero no es rechazando las dudas como vamos a
eliminarlas, es haciéndoles la disección para ver qué es lo que esconde de
real.
Cualquier duda
que persista en la mente se convierte en una traba para la meditación, entonces
hay que analizar, descuartizar, reducir a polvo la duda, no combatiéndola, no,
repito, abriéndola con el escápelo de la autocrítica, haciéndole una disección
rigurosa, implacable, sólo así vendremos a descubrir qué es lo que había de
importante en la duda y qué es lo que no había de importante en la duda, y qué
era lo que había de real en la duda y qué lo irreal. Así pues, las dudas a
veces sirven para aclarar conceptos, cuando uno elimina una duda mediante el
análisis riguroso, cuando le hace la disección descubre alguna verdad, de tal
verdad viene algo más profundo, más sapiencia, más sabiduría.
La sabiduría se
elabora pues sobre la base de la experimentación directa, sobre la
experimentación propia, sobre la base de la meditación profunda. Hay veces que
necesitamos, repito, platicar con la mente, porque muchas veces, cuando
queremos que la mente esté quieta, cuando queremos que la mente esté en
silencio, ella persiste pues en su necedad, en su parloteo inútil, en una lucha
de antítesis, entonces es necesario interrogar a la mente, decirle; pero bueno,
¿qué es lo que tú quieres mente?, bien contéstame, explícame ¿qué es lo que tú
quieres? Si la meditación es profunda, puede surgir en nosotros alguna
representación, en esa representación, en esa figura, en esa imagen está la
respuesta, debemos entonces platicar con la mente y hacerla ver la realidad de
las cosas, hasta hacerle ver que su respuesta está equivocada hacerle ver que
sus preocupaciones son inútiles y el motivo por el cual son inútiles y al fin
la mente queda quieta, en silencio; mas si notamos que no surge la iluminación
todavía, que aún persiste en nosotros el estado caótico, confusión, incoherente
con su lucha y su parloteo incesante, entonces tenemos que llamar nuevamente a
la mente a la orden, interrogarla, bueno, ¿que es lo que tú quieres?, decirle,
¿qué es lo que tú andas buscando?, ¿por qué no me dejasen paz?, habla claro,
platicar con la mente como si fuera un sujeto extraño, porque ciertamente ella
es un sujeto extraño, ella no es el Ser, entonces hay que tratarla como a un
sujeto extraño, hay que recriminarla, hay que regañarla.
Los estudiantes
del zen avanzado acostumbran el yudo, pero el yudo psicológico de ellos no ha
sido comprendido por los turistas cuando llegan al Japón; ver por ejemplo a los
monjes practicando el yudo, luchando unos con otros parecería como ejercicio
meramente físico más no lo es, cuando ellos están practicando el yudo,
realmente casi no se están dando cuenta del cuerpo físico, su lucha va
realmente a dominar su propia mente, el yudo en que se hallan combatiendo es
contra su propia mente de cada uno; de manera que el yudo psicológico tiene por
objeto someter la mente, tratarla científicamente, técnicamente, con el objeto
de someterla. Desgraciadamente los occidentales que solamente ven la cascara
del yudo, como siempre superficiales y necios, tomaron el yudo como defensa
personal física, se olvidaron de los principios Zen y Chang y eso ha sido
verdaderamente lamentable; es algo muy semejante a lo que sucedió con el Tarot,
ustedes saben que en el Tarot están todas las leyes cósmicas, de la naturaleza,
por ejemplo un individuo que habla contra la magia sexual, se está echando
encima un Karma horrible, un individuo que hable a favor, dijéramos, del dogma
de la evolución y que quiera esclavizar a las mentes ajenas dentro del dogma de
la evolución, está quebrantando la ley del Arcano X del Tarot así
sucesivamente. El Tarot es el patrón de medida para todos, como lo dije en mi
libro titulado: "El Misterio del Aureo Florecer, terminó diciendo que los
autores son libres de escribir lo que quieran, muy libres, pero que no olviden
el patrón de medidas que es el Tarot, el libro de oro, si es que no quieren
violar las leyes cósmicas, caer bajo la ley de la katancia, (es el karma
superior). Quienes defienden el dogma de la evolución están quebrantando las
leyes del Arcano X del Tarot.
Bueno, después
de esta pequeña digresión, quiero decirles a ustedes que este Tarot tan
sagrado, tan sapiente, se convirtió en juego de póker, en los distintos Juegos
de naipes, que hay para divertir a la gente; se olvidó la gente de sus leyes,
de sus principios; sus piscinas sagradas de los templos de la antigüedad,
templos de misterios, se convirtieron hoy en las albercas para bañistas; el
toreo, ciencia profunda, ciencia taurina de los antiguos misterios de Neptuno
en la Atlántida, perdió sus principios, se convirtió hoy en el circo vulgar de
todos; así pues no es extraño que el yudo Zen–Chang, que tienen por objeto
precisamente el someter a la mente propia, en cada uno de sus movimientos y
paradas, haya degenerado, haya perdido sus principios en el mundo occidental y
se haya convertido nada más que en algo profano, que solo se usa hoy para la
defensa personal.
Miremos el
aspecto psicológico del yudo, ahora no quiero decirles a ustedes que yo voy a
enseñarles yudo físico, porque ni yo mismo lo practico; pero si estoy
enseñándoles un yudo psicológico; se necesita dominar la mente, la mente tiene
que obedecer, hay que recriminarla fuertemente para que obedezca.
Cómo es posible
que estando nosotros en una práctica de meditación, en instantes que buscamos
la quietud y el silencio, mas se impone ella no quiere estarse quieta, hay que
saber por qué no quiere estarse quieta, hay que interrogarla, hay que
recriminarla, hay que azotarla, hacerla obedecer, es un borrico, terco, torpe,
que hay que domeñarlo.
Esto no lo ha
enseñado Krishnamurti, tampoco lo ha enseñado el Zen ni el Chang, esto que les
estoy diciendo pertenece a la Segunda Joya del Dragón Amarillo, a la Segunda
Joya de la Sabiduría, dentro de la Primera Joya podemos incluir al Zen; pero la
Segunda Joya no lo explica el Zen, aunque sí tenga los prolegómenos con su yudo
psicológico; la Segunda Joya implica la disciplina de la mente, dominándola,
azotándola, regañándola. La mente es un borrico insoportable que hay que
amansar.
Así pues,
durante la meditación tenemos que contar con muchos factores, si queremos
llegar a la quietud y al silencio de la mente, necesitamos estudiar el desorden
porque solamente así nosotros podemos establecer el orden; hay que saber qué es
lo que existe en nosotros de atento y qué es lo que hay en nosotros de
inatento. Siempre que entramos en meditación nuestra mente está dividida en dos
partes, la parte que atiende, la parte atenta y la parte inatenta; no es en la
parte atenta que tenemos que poner atención sino precisamente en lo que hay de
inatento en nosotros, cuando nosotros logramos comprender a fondo lo que hay de
inatento en nosotros y estudiar los procedimientos para que lo inatento se
convierta en atento habremos logrado la quietud y el silencio de la mente; pero
tenemos que ser juiciosos en la meditación, enjuiciarnos a sí mismos, saber qué
es lo que hay de inatento en nosotros. Necesitamos hacernos conscientes de
aquello que exista de inatento en nosotros.
P.— Cuando
decimos que debemos dominar la mente, ¿quién la debe dominar?
R.— La esencia,
la esencia debe dominar a la mente, la conciencia.
P.— Entonces
¿despertando conciencia tenemos más poder sobre la mente?
R.—
Naturalmente que sí, si nos hacemos conscientes de lo que hay de inconsciente
en nosotros.
Así pues, se
hace urgente, inaplazable domeñar la mente, platicar con ella, recriminarla,
azotarla con el látigo de la voluntad, hacerla obedecer, eso pertenece a la
Segunda Joya del Dragón Amarillo. Como les digo, yo estuve reencarnado en la
China Antigua y me llamé Chou Li, fui Iniciado en la Orden del Dragón Amarillo;
tengo órdenes de entregar las Siete Joyas del Dragón Amarillo.
Ante todo no
debemos identificamos con la mente si es que queremos sacar verdaderamente el
mejor partido de la Segunda Joya, porque si nosotros nos sentimos siendo mente,
si digo estoy razonando, estoy pensando, entonces estoy afirmando un adefesio y
no estoy de acuerdo con la Doctrina del Dragón Amarillo, porque el Ser no
necesita del pensar, el Ser no necesita del razonar, quien razona es la mente,
el Ser es el Ser y la razón de ser del Ser es el mismo Ser. El es lo que Es, lo
que siempre será. El es la vida que palpita en cada átomo como palpita en cada
sol, así pues lo que piensa no es el Ser, quien razona no es el Ser, no tenemos
nosotros encarnado todo el Ser; pero tenemos encarnada una parte del Ser, es la
Esencia, el Budhata, eso que hay de Alma en nosotros, lo anímico, el material
psíquico; es necesario pues que esta Esencia viviente se imponga sobre la
mente.
P.— Maestro,
¿quiere decir, entonces que lo que analiza es el yo los yoes?
R.— Así es,
porque los yoes no son sino formas de la mente, formas mentales que hay que
desintegrar, reducir a polvareda cósmica.
P.— En ese caso
¿dejamos de analizar y de razonar?
R.— Pues claro
está que sí, aun podría darse el caso de que alguien disuelva los yoes, los
elimine, podría darse el caso de que ese alguien además de disolver los yoes se
fabrique un cuerpo mental, obviamente adquiere individualidad intelectual,
empero tiene que libertarse hasta del mismo cuerpo mental, porque el mismo
cuerpo mental por muy perfecto que sea también razona, también piensa y la
forma más elevada de pensar es no pensar; mientras se piensa no se está en la
forma más elevada de pensar. El Ser no necesita pensar, El es lo que siempre ha
sido, lo que siempre será, así pues en síntesis, hay que subyugar a la mente,
azotarla, interrogarla, no necesitamos someter mentes ajenas porque eso es
magia negra, no necesitamos dominar la mente de nadie porque eso es brujería de
la peor clase, lo que necesitamos nosotros es someter a nuestra propia mente,
dominarla.
Durante la
meditación, repito, hay dos partes, aquella que está atenta y aquella que está
inatenta, necesitamos hacernos conscientes de lo que hay de inatento en
nosotros y al hacernos conscientes podemos evidenciar que lo inatento tiene
muchos factores, vamos a analizar algunos de esos factores, DUDA, hay muchas
dudas, son muchas las dudas que existen en la mente humana, de dónde vienen las
dudas de la mente, veamos por ejemplo el ateísmo, el materialismo, el
misticismo, si les descuartizamos vemos que existen muchas formas de
escepticismo, muchas formas de ateísmo, muchas formas de materialismo: existen
personas que se dicen ateos materialistas; sin embargo le temen por ejemplo a
las hechicerías, a las brujerías, respetan a la naturaleza, saben ver a Dios en
la naturaleza, pero, a su modo, cuando se les platica sobre asuntos
espirituales o religiosos, se declaran ateos, materialistas, su ateísmo es una
forma nada más, incipiente, hay otra forma de materialismo y ateísmo, el del
tipo marxista leninista, incrédulo, escéptico. En el fondo algo busca ese
materialista ateísta, quiere sencillamente desaparecer, no existir, aniquilarse
íntegramente, no quiere saber nada de la Mónada Divina, la odia, obviamente al
proceder así, se desintegrará como él lo quiere, es su gusto, dejará de
existir, y descenderá a los mundos infiernos, hacia el centro de gravedad del
planeta, ese es su gusto, autodestruirse, perecerá, pero si continúa, la
Esencia se liberará, retornará a nuevas evoluciones y pasará por nuevas
involuciones, volverá una y otra vez en distintos ciclos de manifestación a
caer en el mismo escepticismo y materialismo, pero a la larga aparece el
resultado, ¿cuál? cuando el día en que definitivamente se cierran todas las
puertas, cuando los tres mil ciclos se agotan, entonces esa Esencia se absorbe
en la Mónada, ésta a su vez entre el seno espiritual Universal de vida pero sin
maestría, ¿qué era lo que quería realmente esa Esencia?. —¿Qué era lo que
buscaba con su ateísmo, con su materialismo? ¿cuál era su anhelo?, –su anhelo
era rechazar la maestría, en el fondo eso era lo que quería, lo consigue, no
valora, pero al fin termina como una chispa divina sin maestría; así pues, las
formas de escepticismo son variadas, hay gente que se dice católica, apostólica
y romana; sin embargo en sus exposiciones son crudamente materialistas y
ateístas; pero van a misa los domingos, comulgan y se confiesan, esa es otra
forma de escepticismo. Si analizamos todas las formas habidas y por haber de
escepticismo y materialismo, descubrimos que no hay un solo escepticismo, no
hay un solo materialismo; la realidad es que son millones de formas de
escepticismo y materialismo, y son millones sencillamente porque son mentales,
cosas de la mente, es decir, el escepticismo y el materialismo son de la mente
y no del Ser. Cuando alguien ha pasado más allá de la mente, se ha hecho
consciente de la verdad que no es del tiempo, obviamente no puede ser ni
materialista ni ateísta, aquel que alguna vez ha escuchado al verbo, está más
allá del tiempo, más allá de la mente, obviamente no puede ser materialista ni
ateísta; el ateísmo es de la mente, pertenece a la mente, es como un abanico,
todas las formas de materialismo y ateísmo semejan un gran abanico, son tantas,
tan variadas, es el abanico de la mente; pero de lo que hay de real está más
allá de la mente.
El ateísta, el
materialista es ignorante jamás ha escuchado al verbo, nunca ha conocido la
palabra divina, jamas ha entrado en la corriente del sonido.
Así pues, es la
mente donde se gesta el ateísmo y el materialismo, son formas de la mente,
formas ilusorias que no tienen ninguna realidad; lo que verdaderamente es real
no pertenece a la mente, lo que ciertamente es real está más allá de la mente.
Independizarnos de la mente es importante para conocer lo real no para
conocerlo intelectualmente; sino para experimentarlo real y verdaderamente. Así
pues, al poner atención en lo que hay de inatento podemos ver distintas formas
de escepticismo, de incredulidad, de dudas, etc. ya viendo cualquier duda, de
cualquier especie, hay que descuartizarla, hacerle la disección para ver qué es
lo que quiere de verdad, y una vez que la hemos descuartizado totalmente, la
duda desaparece no dejando en la mente rastro alguno, no dejando en la memoria
ni la más insignificante huella.
Cuando
observamos pues lo que hay de inatento en nosotros, vemos también la lucha de
antítesis en la mente, es entonces cuando hay que descuartizar a esas
antítesis, para ver qué es lo que tienen de verdad, otras veces, recuerdos,
emociones, deseos o preocupaciones que se ignoran, que no se sabe de dónde
vienen, por qué vienen.
Cuando
Juiciosamente vemos que hay necesidad de llamar la atención a la mente, hay un
punto máximo en que uno se ha cansado con la mente, que no quiere ya obedecer
en ninguna forma, entonces no queda más que recriminarla, hablarle fuertemente,
tratarla frente a frente, cara a cara, como a un sujeto extraño e inoportuno,
azotarla con el látigo de la voluntad, recriminarla con la palabra dura, hasta
hacerla obedecer, hay que platicar con la mente muchas veces para que entienda;
si no entiende, pues hay que llamarle al orden severamente.
No
identificarse con la mente es indispensable, así azotar a la mente,
subyugándola, dominándola, pues ella tendrá violencia, y volvemos nosotros a
azotarla, así nosotros nos salimos de la mente, y llegamos a la verdad, aquello
que ciertamente no es del tiempo. Cuando nosotros logramos asomarnos a eso que
no es del tiempo, podemos experimentar un elemento que transforma radicalmente;
existe cierto elemento transformador que no es del tiempo, solamente se puede
experimentar, repito, cuando salimos de la mente, es cuando sentimos ese
elemento transformador; luchar intensamente hasta conseguir la auto—realización
íntima del Ser.
Una y otra vez
necesitamos independizarnos de la mente y entrar en la corriente del sonido, el
mundo de la música, en el mundo donde resuena la palabra de los Elohim, donde
reina ciertamente la verdad.
Pero mientras
estemos embotellados entre la mente ¿qué podemos saber de la verdad? — lo que
otros dicen, pero ¿qué sabemos nosotros?, lo importante no es lo que otros
dicen sino lo que nosotros experimentemos por sí mismos. Nuestro problema está
pues en como salimos de dentro de la mente, nosotros necesitamos ciencia,
sabiduría para emanciparnos, así pues, mis caros hermanos, espero que todos
ustedes en la práctica de hoy hagan dijéramos consciencia de lo que existe de
inatento en ustedes, sean capaces de hacerle la disección a cualquier duda,
sean capaces de dominar la mente, de platicar cara a cara con ella, de
recriminarla, etc., el objetivo de nosotros es buscar la quietud y el silencio
mental.
Cuando creemos
que la mente está quieta, cuando creemos que está en silencio y sin embargo no
viene ninguna experiencia divina a nosotros es porque no está quieta la mente,
ni en silencio, en el fondo ella continúa luchando; en el fondo ella está
parloteando, entonces nosotros tenemos que a través de la meditación encararla,
platicar con ella, recriminarla, interrogarla, qué es lo que quiere, que
conteste, que explique qué quiere, decirle: Mente, ¿pero por qué no estás
quieta?, ¿por qué no me dejas en paz?, ¿qué es lo que tú quieres? —ella dará
alguna respuesta, nosotros le contestaremos con otra explicación, tratando de
convencerla; pero si no quiere convencerse, no quedará más remedio que
someterla por medio de la recriminación y el látigo de la voluntad.
Como les dije,
ésto pertenece a la Segunda Joya del Dragón Amarillo; el Zen solamente abarca
la Primera Joya, estos conocimientos que les estoy dando esta noche pertenecen
a la Segunda Joya, ¿hay preguntas?
P.— Maestro,
nos indicaron que también se podría meditar en los opuestos, y si tengo en la
mente una joven bonita, entonces debo colocarle una joven fea, y si veía una
flor, colocarle una flor marchita, así pues eso parece disiparle, ¿es posible
también aquietar a la mente no a la fuerza sino llegar a que esté quieta
espontáneamente?
R.— Todo eso
que tú estas exponiendo no es sino el fragmento de una enseñanza desconocida,
lo que va más al fondo de ésto, es lo que estoy enseñando; así por ejemplo, nos
asalta un pensamiento de odio, un recuerdo malvado, pues hay que tratar de
comprender, tratar de ver su antítesis que es el amor, si hay amor ¿por qué ese
odio? ¿con que objeto?, surge por ejemplo el recuerdo de un acto lujurioso,
pasar por la mente el cáliz sagrado y la santa lanza, decir, ¿por qué he de
profanar con mis pensamientos morbosos?
Si en el fondo
lo que se quiere, si después sigue en su forma, dijéramos, esotérica
simplemente, así surge un recuerdo de una persona alta, por ahí la ves bajita,
pues eso sencillamente está correcto, en la síntesis pues está la clave, sabe
buscar siempre la síntesis, porque de la tesis hay que pasar a la antítesis,
pero la verdad no se encuentra ni en la antítesis, ni en la tesis; en la
antítesis y tesis hay discusión, el resultado de la discusión es la solución,
eso es lo que exactamente se quiere, afirmación, negación, discusión, solución.
Afirmación de un mal pensamiento, negación del mismo mediante la comprensión de
su opuesto, discusión: hay que discutir que es lo que tiene de real de uno y
otro hasta llegar a la sabiduría, y dejar la mente quieta, en silencio, así es
como se debe practicar.
Todo eso es una
parte pues de las practicas conscientes, de la observación de lo que hay de
inatento; pero simplemente si decimos es el recuerdo de una persona alta y le
ponemos frente a una persona bajita y adiós, no está correcto, lo correcto
sería, decir, lo alto y lo bajo, qué y qué, no son sino dos aspectos de una
misma cosa, lo que importa no es lo alto ni lo bajo, sino lo que hay de verdad
tras de todo eso, lo alto y lo bajo son dos fenómenos sencillamente ilusorios
de la mente, así se llega pues a la síntesis, a la solución.
P.— Yo estoy
atento a lo que usted está explicando, pero ¿cuál es la parte de la que no soy
atento?, que no tengo atención, eso es lo que yo no entiendo. Trató de
liberarme de la mente, el hecho de que yo esté captando los pensamientos, las
imágenes que vienen, las esté yo analizando para ver qué dudas tienen, ¿eso es
lo que llama la atención?.
Respuesta.— Ahí
hay atención, pero lo inatento es lo que está formado por el subconsciente, por
lo incoherente, por la cantidad de recuerdos que surgen en la mente, por las
memorias del pasado que asaltan una y otra vez, por los desechos de la memoria,
etc., etc.
P.— Y esos ¿hay
que rechazarlos?
R.— Ni
aceptarlos ni rechazarlos, hacerse consciente de lo que hay de inatento y así
queda lo inatento atento, en forma natural y espontánea queda atento lo
inatento.
P.— Maestro,
¿esto también se puede hacer en la vida corriente, cuando viene un mal
pensamiento, y hacer la meditación en la plena vida diaria?.
R.— Claro que
sí, lo hace sencillamente el que está práctico, hace de la vida una corriente
continua de meditación, no solamente la meditación en aquellos instantes en que
se encuentra en su casa o en el santuario o en el lumisial practicando; sino
que también puede abarcar la corriente del diario vivir y su vida la convierte
de hecho en una constante meditación. Así es como viene la verdad realmente, se
necesita madurar, ¿hay alguna otra pregunta?;
P.— ¿Podemos
pensar que la mente es el ego y la consciencia es el alma?
R.— Pues sí, la
mente en sí es el ego, pero es conveniente destruir el ego, y queda la
substancia mental, puede fabricarse el cuerpo mental, pero siempre tendrá la
mente, lo importante es liberarse de la mente, hacerse libre de ella, siendo
libre aprender a funcionar en el mundo del espíritu puro sin la mente, saber
vivir esa corriente del sonido que está más allá de la mente y que no es del
tiempo; en la mente lo que hay es ignorancia, la real sabiduría no está en la
mente está más allá de la mente, la mente es ignorante y por eso cae y cae en
tantos errores graves.
P.— Maestro, se
sufre mucho con la mente, estoy en una constante batalla con ella.
R.— Todos los
seres humanos están amargados con la mente.
Vean ustedes
cuan necios son aquellos que hacen propaganda mentalista aquellos que prometen
poderes mentales, que le enseñan a otros a dominar mentes ajenas, etc., etc.,
la mente no ha hecho feliz a nadie, la verdadera felicidad está mucho más allá
de la mente, uno no puede llegar a conocer la felicidad hasta tanto no se
independice de la mente. ¿Hay alguna otra pregunta hermanos...?
P.— ¿Cuando uno
está soñando es porque no está atento uno?
R.— Los sueños
son propios de la inconsciencia, cuando uno despierta consciencia deja los
sueños, los sueños no son sino proyecciones de la mente, recuerdo un cierto día
un caso mío en los mundos superiores, fue solamente un instante de descuido, vi
cómo se me salió de la mente un sueño, ya iba a comenzar a soñar y reaccioné de
entre un sueño que se me escapó por un segundo de descuido; pero claro, como me
di cuenta del proceso, rápidamente me alejé de esa forma petrificada que escapó
de mi propia mente por un segundo de descuido, que tal si yo hubiera estado
dormido, ahí hubiera quedado enredado en esa forma mental de lo lindo; pero
cuando uno está despierto, sabe inmediatamente, que en un momento de
desatención, se pueda escapar un sueño y queda uno enredado en ese sueno toda
la noche hasta el amanecer.
P.— Yo tuve
precisamente un sueño de cuando yo estuve chica.
R.— No, ahí ya
no hubo sueño, hubo sencillamente proceso de recordación de su infancia, eso no
es sueño, eso es diferente, eso es real, son productos del desecho de la
memoria que se escapan de la mente, coinciden con lo que vivió en su infancia,
es un proceso de recordación.
Lo que importa
en nosotros pues es despertar consciencia para dejar de soñar, dejar de pensar,
este pensar que es materia cósmica, es la mente, porque el mismo astral no es
más que la cristalización de la materia mental, y el mundo físico es también
mente condensada, así pues la mente es materia y muy grosera, sea en estado
físico, sea en el estado llamado astral, —manásico como dicen los indostanes,
de todas maneras es la mente grosera y material, el astral no es más que mente
condensada, el físico es mente también. La mente es materia ya física o
metafísica, pero materia, por lo tanto no puede hacernos dichosos; para conocer
la auténtica felicidad, la verdadera sabiduría debemos salirnos de la mente y
vivir en el mundo del Ser, eso sí es muy importante.
P.— Maestro,
está usted confirmando y afirmando el poder creador de la mente en el mundo
físico; naturalmente que ya desde luego en esos planos inefables es un estorbo
la mente, hay que liberarnos de ella para funcionar en los mundos superiores.
R.— No negamos
el poder creador de la mente, es claro que todo lo que existe es mente
condensada; pero ¿qué ganamos con eso?. ¿Acaso eso nos ha dado la felicidad?,
podemos nosotros hacer maravillas con la mente, crearnos muchas cosas en la
vida, los grandes inventos son mente condensada, etc., etc.; ¿pero ese tipo de
creaciones nos hará felices?.
Lo que
necesitamos es independizarnos, salir de este calabozo de la materia, porque la
mente es materia, hay que salirnos de la materia, vivir en función de
espíritus, como seres, como criaturas felices más allá de la materia, a nadie
le hace feliz la materia, la materia siempre es grosera aunque asuma hermosas
figuras, es dolorosa siempre, si nosotros lo que buscamos es la felicidad, pero
la auténtica felicidad no la encontraremos en la materia sino en el espíritu,
necesitamos libertarnos de la mente, la verdadera felicidad viene a nosotros
cuando nos salimos del calabozo de la mente, eso es lo cierto, no negamos que
la mente pueda ser creadora de las cosas, crea inventos, maravillas, prodigios,
pero ¿acaso eso nos da la felicidad?, ¿cual de nosotros es feliz?, si alguno de
ustedes es feliz pues que levante el dedo, haber yo quisiera conocerlo.
Nosotros
estamos aquí porque buscamos el verdadero camino que ha de conducirnos a la
felicidad, si la mente no nos ha dado la felicidad, tenemos que salirnos de la
mente, buscar en otra parte, obviamente la encontramos en el mundo del
espíritu; pero lo que tenemos que saber es como evadirnos de la mente, como
libertarnos de la mente, y es el objeto de nuestras prácticas y estudios, ¿hay
alguna otra pregunta?
P.— ¿El llamar
la atención al inconsciente por el consciente, pertenece también a la Segunda
Joya del Dragón Amarillo?
R.— También,
pues pertenece a la Segunda Joya del Dragón Amarillo, eso es obvio, en nosotros
existe por ejemplo un 3 % de consciencia y hay un 97 % de subconciencia, eso es
cierto, entonces lo que tenemos de consciente debe dirigirse a lo que tenemos
de inconsciente o subconsciente, para recriminarle y hacerle ver que debe
convertirse en consciente; pero hay necesidad de que la parte consciente
recrimine a la parte subconsciente, para que el subconsciente se haga
consciente, esto de que la parte consciente se dirija a la parte subconsciente
es un ejercicio muy importante que se puede practicar en la aurora, así las
partes inconscientes poco a poco se van volviendo conscientes.
P.— No más que
eso viene siendo como David contra Goliat, ¿el tres por ciento contra el
noventa y siete por ciento, no?.
R.— Es que las
partes subconscientes no se van a volver conscientes de inmediato, es todo un
proceso, un proceso largo pero al fin se logra.
¿Hay alguna
otra pregunta hermanos?... Cómo no hay más preguntas vamos a entrar a
practicar.
Samael Aun Weor
La presente
conferencia fue dictada por el V.M.S.A.W., en tercera Cámara, en el mes de
octubre/72.
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